
De nuevo, el tema de la prostitución, vuelve a estar en boca de todos los medios de comunicación. La controversia entre la concesión de licencias a burdeles, los presuntos proxenetas de otro, (por otra parte famoso por su dueño, un ex torero), una supuesta madame que prometió dar nombres de famosas, famosillas y otras especies, y que no ofreció más que mierda, echando a perder de nuevo la “respetabilidad” de las mismas mujeres. ¿Por qué entrecomillo esa palabra? Pues es sencillo, una persona no deja de ser respetable, dependiendo del trabajo que ejerza señores. ¡Más seriedad jopetas! Muy respetable me parece el hecho de que Nuria Bermúdez haya salido a la palestra a dar la cara. ¡Con dos ovarios maja!
Por otra parte, y seguimos, tenemos cada día noticias y más noticias sobre inmigrantes detenidas, pero no por prostitutas, (que la prostitución sigue sin ser ilegal, a ver si nos queda claro de una buena vez) si no por no tener los papeles en regla.
De nuevo hemos podido ver esa asquerosa cámara oculta de El Mundo TV, más pasado de moda que las patas de elefante en los pantalones.
Tiger Woods que, es adicto al sexo y, por supuesto, lo es al sexo de pago. Más descrédito a la profesión.
Reportajes como el del pseudo presentador Rafa Méndez, ¡josús! ¿este señor es periodista?. Pues no, es bailarín. Incomprensible, de veras.
Es un reportaje zafio, morboso, sucio, y completamente alejado del día a día. Vergonzosas las imágenes del piso de Mónica del Raval que se han permitido el lujo de emitir, aún a sabiendas que acababa de sufrir un incendio.
Vergonzosas son también el poco tacto y las confianzas que se toma Rafa con Sacha.
La poca delicadeza al sacar las imágenes de una madre y su hija, ejerciendo en una calle madrileña, máxime cuando esa mujer, la madre, ya tenía un historial interesante de depresiones e intentos de suicidio. Impresionante ver la vergüenza que sentía por ejercer la prostitución y la culpa por el hecho de que su hija hubiese seguido su camino, cuando ambas trabajan por lo mismo: sacar a su familia adelante.
Grabar con cámara oculta a los chaperos de Sol…¡deleznable!
Les da lo mismo. Buscan audiencia. Si total…son sólo putas. Ya están acostumbradas.
Ay, almas de cántaro, no sólo no estamos acostumbradas, si no que, además, no queremos estarlo. No somos juguetes en manos de periodistas, en este caso, de..bailarines ¡manda narices!
Todos los días tenemos que desayunarnos con noticias sobre prostitución que, “sin querer” las unen a proxenetas, a traficantes de drogas, a tratantes de personas, a maltratadores, a delincuencia y las mezclan con inmigración ilegal.
Este tipo de periodismo ya da pereza. Pero, pero…en el fondo nos hacen un favor, chiquitín, sí, pero un favor. El de tener la excusa de poder explicar con todo lujo de detalles, el punto de vista de las que SÍ sabemos lo que ocurre en esta profesión.
Quisiera yo saber, los entresijos de la de ellos, no la de bailarín que, personalmente me aburre, si no la de esos periodista, que sólo buscan el editorial que va a ser noticia, durante… unas pocas horas.
Todas los trabajos, todos, tienen su lado dulce y su lado amargo. Los hay que te obligan a trabajar de noche, otros en fines de semana, algunos en fiestas señaladas o con jornadas interminables. Y no nos los planteamos como indignos o irrespetuosos.
Pero, la prostitución vende. Vende mucho. ¿De qué, si no, los medios más “nobles”, les iban a dedicar toda su atención al tema?
Indigno me parece ir con cámaras ocultas, hacer desnudar a un chico en la pensión donde lleva a sus clientes, medio enseñar su cara, y verle masturbándose para un bailarín metido a periodista, que se hace pasar por cliente.
Irrespetuoso me pareció el trato a esa madre con su hija, dejando entrever claramente el rostro de esta última, asegurándole segurísisisisisimo, que su cara no se vería para nada.
¡Y luego dicen que las putas mentimos!
Rompo una lanza por esos periodistas que sí se molestan en hablar, investigar, indagar, contrastar con personas relacionadas con el tema que van a tratar.
Aún los hay, pocos animales de buen linaje y mejor raza. Profesionales en una palabra.
¿Cuál es la diferencia entre su profesión, o cualquier otra, y la nuestra?
Pues eso…
Paula