El otro día la señorita Danielle Vincely, de 24 añitos y natural de Inglaterra, declaró a los medios que solamente puede alcanzar el orgasmo si practica el sexo sentido, digo el sexo a secas, al aire libre. O sea en medio de la naturaleza con sus pajaritos y sus lechugas. ¡Qué ecologista, la pugnetera! Y esto va a ser cosa de que, según los científicos/as en la materia, hasta el 50% de las mujeres no logran alcanzar jamás el orgasmo. Algo que tiene en un sin vivir en ella a doña Bibiana Aído, la ministra socialista de Igualdad Según y Cómo, que ha tomado la drástica medida de elaborar de urgencia el mapa del clítoris y de sus labios menores. Más que nada para que las féminas se puedan encontrar su clítoris fácilmente, y lo colmen de las atenciones adecuadas para “orgasmar” convenientemente… Que esto de “orgasmar” resulta que es cosa de la Hispanoamérica, claro está; porque aquí la Real Academia padece de estreñimiento pertinaz, ya que como sus académicos/as se niegan en redondo a tomar los potingues laxantes que anuncia la Susana Griso, el diccionario que les sale anualmente deja mucho que desear. ¡Qué le vamos a hacer! Y la cosa es que el orgasmo es un gran desconocido para la ciudadanía. Motivo por el que, nuestro equipo de tortolines habituales, se ha lanzado a explicar el orgasmo convenientemente, o no. ¡Faltaría más! Conectamos:
Según el diccionario de la RAE, el orgasmo es la: “Culminación del placer sexual”. ¡Toma ya! Que es que ese día los académicos/as debían estar cachondos en grado sumo, porque de lo contrario no se explica tanta liberalidad. Pero sí que tienen razón, claro está. Sobre poco más o menos. Porque según el científico don Pedrito Nomejod, natural de Samarcanda, el orgasmo es: “El resultado final del clímax explosivo de una relación sexual, que produce una sensación de liberación repentina y placentera luego de un punto casi insoportable e irrefrenable de esa tensión sexual, acumulada y guardada de manera continua desde que se inicia la excitación”. Don Pedrito, tras pronunciar esta teoría, que la experimentó en carne propia porque era muy sufrido, acabó tonto del culo, digo del ano; merced a lo cual se ganó su ingreso de por vida en el piadoso asilo Sufridores del Orgasmo, que está muy finamente dirigido por doña Gargant Aprofunda, que hace unas empanadillas de atún muy buenas la muy jodía.
El orgasmo era ya conocido, aunque de lejos, en el Egipto antiguo. Una barbaridad y todo, sí. E incluso se han encontrado en las tumbas artefactos ad hoc, alias consoladores, para que las féminas egipcias se propiciaran sus orgasmos sin la interferencia del hombre. Nefertiti González, sin ir más lejos, que mandaba un montón en Tebas, le encargó a su lacayo Tuc Dekebás, que era también protésico dental, un consolador de última generación para proporcionarse orgasmos múltiples y variopintos. Pero el Tuc, que debía ser que andaba un poco distraído, fue y le construyó a la Nefertiti un obelisco de treinta metros de altura. A lo que la Nefer le replicó, con toda la razón del mundo: “¡Joer, te pasaste un pelín con el consolador que te encargué, Dekebás de las narices! Y ahora, por desacato, pues voy y te mando a los cocodrilos”.
Según algunos científicos y parapsicólogos actuales, dos o tres a lo sumo: “Existen cuatro fases de respuesta a la estimulación sexual humana: excitación, meseta, orgasmo, y ahora voy y me fumo un pitillo; y otras cuatro fases de no respuesta en absoluto: hoy me duele la cabeza, mañana tengo peluquería, la vecina es una golfa, y me parece que los niños están despiertos”. Pero después de expresar esta teoría sin reírse ni nada, se les suministraron esteroides descafeinados y laxantes de la Susana Griso a los expertos, descubriéndose que todos ellos/as eran agentes encubiertos de los famosos condones, alias preservativos, “La Flor de la Canela”. ¡Qué mal hecho está el world! ¿Verdad?
Advertencia orgásmica: Cuando su señora, amante o compañera sentimental, en trance de orgasmo inmediato, le diga: “¡Me voy, me voy, me voy…!”. Algo muy habitual por otra parte. No se le ocurra responderle: “¿Cómo que te vas a ir ahora, consio?”. Porque es que ella no tiene la intención de irse. Aunque alguna habrá, claro está, porque hay gente para todo. En fin.
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