En Bélgica también pasan cosas. Los belgas tienen fama de ser uno de los pueblos más aburridos del mundo, pero sabe Dios que cuando se proponen divertirse, saben cómo hacerlo. La semana pasada una noticia procedente de Bélgica dio la vuelta al mundo, y no se trataba de un conflicto entre comunidades, una reunión de ministros de la Unión Europea o la detención de un asesino en serie. No, la historia resulta mucho más bonita e interesante. Un grupo de bomberos de la ciudad de Charleroi organizó una orgía, pero en su cuartel. Además, se hicieron fotos y filmaron el festival para colgarlo en internet. Los organizadores de la fiesta, una pareja, acudieron al cuartel en el que les esperaba una brigada entera, una veintena de bomberos, para pasar una tarde de sábado entretenida. La chica era la única hembra del grupo (tonta no es) y aunque su novio sólo iba a sacar fotos y filmar el show, acabó animándose y participando en la orgía. Normal. La polvareda que ha levantado la historia no obedece a juicios o condenas morales sobre los participantes en la orgía (allá cada uno) sino al hecho de haber utilizado las instalaciones del cuartel para fines tan privados. Por lo visto, en algún momento llegaron a utilizar el camión de bomberos para montarse el número. Por suerte, no se declaró ningún incendio durante las horas que duró el encuentro, pero imagínate que llega a pasar algo… Por cierto, los implicados en la orgía no son los de la foto que ilustra el ‘post’. No he encontrado testimonio gráfico alguno del festejo.
Casualmente la noticia me ha venido como anillo al dedo porque ya hace unos días topé en internet con un curioso artículo titulado ‘Cómo organizar una orgía sexual’. Eso sí, ningún punto de la guía recomienda evitar los lugares de trabajo como marco para realizar un encuentro sexual colectivo. Error. Puedes terminar suspendido de empleo y sueldo, y no están los tiempos para ciertas alegrías.
Una de las primeras recomendaciones que hace el artículo consiste en acudir a la orgía preferentemente sin conocer a nadie. Las parejas pueden sucumbir al efecto de los celos y arruinar la fiesta en un momento dado. Por lo visto el autor no ha tomado en consideración la existencia de parejas sexualmente abiertas al mundo, los ‘swingers’ o los practicantes del ‘dogging’. Haberlas, haylas, pero, por si caso, mejor no hacer experimentos.
Otros puntos llamativos de la ‘guía’ resultan algo cómicos por el tono doméstico que destilan: debe haber agua potable en la sala (la deshidratación es un peligro en la sombra en este tipo de actividad), papel higiénico y preservativos. Todo el mundo debe saber dónde está el baño, aunque es preferible usarlo antes del inicio de la orgía. Algunos desencantados aprovechan la visita al señor Roca para huir despavoridos del encuentro y esto sienta un precedente muy negativo para el resto de los participantes, ya que puede ayudarles a reflexionar y plantearse que lo que están haciendo es moralmente discutible.
El autor recomienda evitar los corrillos y la charla en pequeños grupos y es partidario de proporcionar al encuentro un tono más trascendental. Crear un pequeño ritual al entrar en la habitación donde se va a realizar la orgía, hacer que el lugar parezca de otro mundo estimulando los sentidos: dar de comer y beber a los recién llegados, usar incienso, cubrir con una sábana o retirar del habitáculo los muebles que no vayan a utilizarse en la orgía, poner música adecuada (no dice a qué tipo de música se refiere), bajar la iluminación pero no usar velas, ya que la gente estará preocupada en la posibilidad de que se produzca un incendio o se les manche la ropa…
El decálogo de recomendaciones para hacer una orgía también habla de la necesidad de ir poco a poco y hacer que la lujuria aparezca de manera progresiva en la fiesta. El querer ir rápido puede provocar el bloqueo de algunos de los participantes y echar a perder el encuentro. Acordar una palabra de seguridad para detener una práctica que no resulte placentera o agradable también es necesario.
Para terminar, el artículo recomienda convocar al encuentro un 10% más de hombres que de mujeres, de cara al equilibrio definitivo en la orgía. Según el autor, muchos hombres prometen acudir a los festejos y terminan rajándose. Parece ser que las mujeres tienen más palabra.
http://www.elmundo.es/blogs/elmundo/camaredonda/2010/05/31/como-organizar-una-orgia.html