El reportero de Callejeros narra sus experiencias profesionales.
‘Callejeros’ ha rodado su segundo largo,‘Profesión, prostituta’, un trabajo que recoge las luces y sombras de esta cruda realidad a través de los testimonios de algunas mujeres que están inmersas en este mundo.
El programa, que Cuatro emitirá el próximo viernes 27 de mayo a partir de las 22:45 horas, recoge los testimonios de varias prostitutas para así llegar a conocer sus experiencias vitales sin entrar en juicios ni valoraciones.
El equipo de ‘Callejeros’ ha convivido día y noche con ellas, desde que están en sus casas hasta que llegan a sus lugares de trabajo.
El Referente ha tenido la ocasión de hablar con Jalis de la Serna, el reportero encargado de conducir el nuevo largo deCallejeros, quién aseguró que el principal objetivo era la búsqueda de la verdad.
P- ¿Cómo surge la idea de este reportaje?
R- Cuando nos planteamos un reportaje sobre prostitutas que ya se ha visto tanto en televisión o prensa en numerosas ocasiones nos planteamos hacer algo distinto. Ir más allá. No sólo saber cuánto cobra una prostituta sino buscar la verdad a base de convivir con ellas. Han sido tres meses duros y de mucho trabajo, del cual nos sentimos orgullosos porque hemos conseguido narrar una historia en profundidad.
P- Cuando hacéis un reportaje de este tipo que muestra imágenes que pueden ser duras, ¿qué dinámica seguís a la hora de mostrar unas imágenes o no, por su dureza?
R- Pues evidentemente, practicamos algo que se llama autocensura. Tenemos, digamos, una sensibilidad personal y profesional que nos permite que nuestra primera premisa sea grabarlo todo, y luego pues hay imágenes que evidentemente, no somos un programa digamos que se limita a buscar el morbo en ningún caso, entonces hay imágenes que conseguimos en ocasiones y que nosotros mismos no emitimos porque consideramos que pueden herir la sensibilidad del espectador.
P- Como periodista, ¿crees que el fin justifica los medios?
R- En ningún caso. Creo que el fin debe ser informar a la audiencia pero en ningún casi hay porque saltarse las reglas del civismo, de la educación ni del trato honorable con el resto de las personas. Yo nunca estaré orgulloso de un reportaje que hubiera hecho a base de engañar a otras personas.
P- ¿Consideras que los programas de periodismo callejero son una forma de escape para la sociedad? Por eso de que nos interesa mucho la vida de las otras personas, para olvidar tus problemas.
R- No lo sé, yo creo que es una forma de conocer la sociedad, de conocer el mundo que nos rodea de una manera cercana. Porque hay realidades que parece que están en otros mundos pero están mucho más cerca de lo que parece y entonces creo que por lo menos lo que hacemos nosotros es acercarte el mundo y demostrarte que está al lado. De que seas consciente de que hay realidades muy cercanas y sin embargo no se conocen apenas. Entonces no creo que sea tanto una vía de escape como una forma de conocer el mundo que te rodea.
P- Supongo que antes de grabar, siempre habláis con la persona, le comentáis el tema y después ya encendéis una cámara. ¿Se nota mucho las diferencias de las expresiones o la forma de hablar de una persona delante y detrás de una cámara?
R- Lo bueno que tiene es que somos un grupo de personas jóvenes con bastante psicología y muy cercanas con la gente. Entonces lo que intentamos hacer es hacer un acercamiento a las personas, una forma de tratarlas, una forma de abordar a gente de manera que se sientan cómodos, que estén a gusto y que se suelten. Si que es cierto que una persona cuando le pones el micrófono tarda en soltarse, pero mas que una entrevista lo que hacemos es un diálogo con una persona para hablar de sus problemas, de lo que creemos que puede interesar a la sociedad de esa persona. Pues creo que acaba abriéndose en el 99% de los casos.
P- ¿Cuál es el momento más duro que consideras haber grabado o el que más te ha impactado?
R- Lo que más me ha impactado fue una vez que tuvimos la suerte de que una persona, un hombre extraordinario, se llama José Antonio, nos permitió acompañarle en su último día de libertad, convivir con él y con su familia en su último día de libertad y le acompañamos luego a ingresar en prisión. Y fue un momento fuerte y emotivo, sobre todo emotivo ver que era un hombre que había cometido un error siete años antes de que llegara esa condena, en un momento en el que tenía un problema de consumo de droga. Tuvo un accidente de tráfico, sin víctimas mortales afortunadamente, pero fue condenado por ello y siete años después, ya rehabilitado y con hijos pues tuvo que entrar en prisión. Esta persona convivimos con ella, con lo que sin duda era un buen hombre que había cometido un error y nos supuso un momento muy emotivo pasar con él su último día de libertad.
P- La premisa del miedo para un periodista, ¿consideras que es importante tenerlo presente o mejor olvidarlo ya que puede evitar que consigas una noticia?
R- Yo realmente no he vivido situaciones de gran riesgo, en cuanto a que no he estado en una guerra, ni en un bombardeo ni en una situación así o en un momento de una revolución popular con disparos que te pille en medio. Entonces no puedo opinar tanto en función del miedo en un caso extremo. Yo creo que estando en la calle aunque te digan que bueno una prostituta se puede enfrentar o que te digan que hay una persona que está al cuidado de las prostitutas y te puede venir a agredir, realmente creo que pidiendo permiso, yendo con la verdad por delante y diciendo: somos reporteros, no venimos a agredir, venimos a que nos cuentes tus problemas si quieres, no hay por qué tener miedo. Yo en este reportaje en ningún caso he tenido sensación de miedo.